Composición y descomposición: La paradoja en el arte
 

Existen situaciones en el arte donde el o la artista tiene la imperiosa necesidad de comunicar constantemente y al mismo tiempo, liberarse a través del proceso creativo de muchas ataduras y tensiones, de sus formalidades académicas y de sus referentes. Es así donde la búsqueda constante se torna parte de los caminos de quiebre y construcción, pero digamos que esta forma de proceder conlleva a un conjunto de acciones desarrolladas con ciertas licencias que permiten ir concretando discursos abiertos a la gestualidad, a la fuerza cromática, al juego de tensiones establecidas como parte de la interacción de elementos como la línea y el color.
 

Este es el caso de Claudia Talavera, artista visual egresada de la especialidad de Grabado de la Facultad de Arte de la Pontificia Universidad Católica del Perú quien, a lo largo de su trayectoria, ha ido explorando diversos medios y campos creativos como la pintura y los medios digitales, los cuales le han permitido afianzar su espíritu de búsqueda inquieta y constante, siendo el lenguaje de la gráfica medio desde donde consolida su presencia en una situación paradójica entre el sentido expresivo y estructural.

Sobre su presente muestra la propia artista sostiene: “Conflicto y Tregua pareciera ser solamente un encuentro de dos líneas estéticas que conversan, se oponen y por momentos se fusionan”. Es la lucha de contrarios como parte del camino creativo, la elección entre la línea y el color, la planimetría y el volumen, la geometría y lo no formal, opuestos que remarcan esa situación de lucha entre lo apolíneo y lo dionisiaco que ha acompañado a lo largo del desarrollo del arte en su historia y que, en la artista, se torna muchas veces conflicto.

Esta paradoja es transmitida en la propuesta de la artista y lo observamos como efecto contundente cuando muestra su trabajo como conjunto, donde la figura humana es parte esencial de su reflexión, la cual se conflictúa cuando conjuga con partes desarticuladas que aluden a rostros, gestos y espacios, desarrollados a modo de encuadres de detalles o close-up. Esto permite introducir al espectador a sus obras y por tanto a situaciones de incertidumbre por tratar de encontrar un camino que permita descifrar el mensaje.

Lo interesante es que Claudia Talavera muestra la parte contradictoria de la condición humana, compleja y muchas veces inexplicables. Lo fijo es la estructura como un recurso de anclaje formal y límites que se presenta como elemento necesario que brinda cierta estabilidad sobre la cual vamos desarrollando nuestros comportamientos, reflexiones y expresiones.

Conflicto y tregua está cargado de mucha simbología visual que nos evoca a diversos pasajes de la historia del arte y expresa no solo dos momentos o situaciones que atraviesa la artista y los artistas, si no que alude al ser humano en general, en su praxis existencial que se percibe entre los actos de memoria y olvido: Mi obra es aquella experiencia hecha lenguaje plástico, una conclusión franca de mi conflicto artístico que evoca cualquier conflicto humano. Los trazos libres, la mano y su gestualidad y la gráfica digital, la imagen alterada, repetida. La tregua es en mi obra la habilidad de cohesión, de convivir con la evolución de un conflicto asimilado, trabajado e interpretado desde una mirada particular. 

 

Juan Peralta Berríos
Crítico e investigador
Curador de Canal Museal / Espacio Cultural Cordillera

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